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Cambios urbanos en la ciudad de México: 1821-1852

A finalizar la revuelta independista mexicana en 1821, la Ciudad de México fue nombrada como la capital de la naciente nación; primero se adoptó un corto tiempo un régimen Monárquico, posterior en 1824 se establecería la Republica.

Comencemos explicando un poco el Zócalo de la primera mitad del siglo XIX: Haciendo una cruz de lado a lado se ubica el antiguo palacio virreinal, del otro lado el “portal de mercaderes”; en la otra línea La catedral y de frente, el mercado de flores; en la plancha de la plaza, se encontraba la estatua de Enrique IV conocido como “El caballito” (actualmente ubicado frente a El palacio de Minería); y en la zona sobrante estaba El parían, sitio de venta de telas, mantas, ropa, fruta, alimentos y por las noches, sitio de búsqueda del amor venal.

A partir de 1824 el regente de la Ciudad y los presidentes se encargaron de embellecer a la capital, que en su mayoría era lo que ahora conocemos como Zócalo y sus alrededores donde ahora se ubica La Alameda, Bellas Artes, y Bucareli. Comenzaron por llevarse la figura ecuestre de Enrique IV a guardar en la Universidad ubicada a unas cuadras de la plancha central.

De 1842 a 1843, el presidente Santa Anna, decide hacer cambios en la plaza. Comenzó por mandar a derrumbar El parían, construir un mercado, un teatro y convocó a un concurso para hacer un monumento a la Independencia e instalarlo en medio de la plancha; dicho concurso lo ganó el Arquitecto Lorenzo De la hidalga. Ese mismo año, el 16 de Septiembre Santa Anna pone la primera piedra para la construcción del monumento pero no se terminó por las batallas internas entre federales y centralistas que terminó con la victoria de la última. Solo el mercado de “El volador” y el teatro nacional fueron terminados.

En 1852 se comienzan verdaderas planeaciones de obras en la Ciudad de México. Se sabe gracias a Marco Arróniz en su Manual del viajero en

México que en ese año la capital tenía:

  • 245 manzanas,

  • 304 calles,

  • 140 callejones,

  • 90 plazas y plazuelas,

  • 4100 casas de piedra

  • y 3 paseos (La Alameda, De Bucareli y De la Viga)

Estos 3 paseos las crónicas de aquellos tiempos los marcan como sitios en abandono; se habla de “La alameda” como “un bosque inculto y salvaje, mucho más propio para servir de guarida a algunas fieras, que servir para el recreo de los habitantes de un pueblo civilizado”. Ante esto, el regente de la ciudad decide limpiar el paseo, poner macetones, sembrar mas arboles e instalar una reja de madera pintada al óleo.

Para el paseo de Bucareli, se planeó sacar la figura ecuestre de Enrique IV (El caballito) de la Universidad y colocarla en un nuevo pedestal. Se acordó colocar la estatua el 16 de Septiembre en dicho paseo y el transporte quedo en manos de Manuel Restori, Manuel Gargollo y Lorenzo De la hidalga; El inicio de las operaciones fue el 3 de Septiembre para que llegara tentativamente el 16 de ese mes pero, surgieron imprevistos al mover la pieza por la dificultad al desplazarla por lo que finalmente con muchas problemáticas y burlas de los habitantes llego el 25 de Septiembre.

Aun así, con el intento de darle un mejor aspecto a ambos paseos, la realidad fue otra aparecieron lodazales y baches; la reja que rodeaba a la Alameda fue vandalizada, la de “El caballito” fue arrancada y las planchas de mármol del pedestal desaparecieron al mes.

Fuentes:

  • García Barragán Elisa. La ciudad Republicana. Siglo XIX en La ciudad concepto y obra (6to coloquio de Historia del arte). México. UNAM. 1987

  • GARCÍA BARRAGÁN, Elisa. El arquitecto Lorenzo de la Hidalga. Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas, pp. 101-128. Disponible en: <http://www.analesiie.unam.mx/index.php/analesiie/article/view/2108/2881>. Fecha de acceso: 07 marzo del 2017


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