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El arte mural mexicano. Primera parte

¿Qué es el arte mural?

El origen de la pintura misma nace a través del arte rupestre, usando pigmentos naturales sobre las paredes de las cavernas del paleolítico. La pintura sobre muros y paredes, dominó durante la antigüedad y durante la época románica. Decayó en el gótico, debido a que las paredes se sustituyeron por vidrieras, con lo que había menos superficie en la que pintar; esto determinó también el auge de la pintura sobre tabla. Durante el Renacimiento se produjeron grandes murales, como los frescos realizados por Rafael en las Estancias del Vaticano y la obra de él en la Capilla Sixtina, se ha limitado a las paredes de los edificios y los techos, destacando las grandes decoraciones del Barroco y el Rococó, que, combinadas con relieves de estuco, daban lugar a creaciones ilusionistas impresionantes. La pintura mural no se ha abandonado, y en México adquirió su propia esencia el muralismo.

¿Qué es el muralismo?

Es una corriente artística mexicana caracterizada por la utilización pictórica de grandes murales como expresión plástica de contenido ideológico.

El Estado como ya mencione, es el patrocinador oficial del arte, y por lo tanto, sus encargos van acorde a los programas políticos. En la creación artística oficial patrocinada por el Estado, el administrador obliga al artista a cumplir ciertas expectativas que son parte de una agenda específica. El muralismo surgió como parte de un programa cultural educativo en la segunda década del siglo XX y se desarrolló de tal forma que es, hasta el día de hoy, una de las expresiones latentes del arte oficial de México.

Para hablar de muralismo mexicano es importante saber que de 1910 a 1921 (años de lucha revolucionaria), los artistas que residían en México se afilaron a la Revolución realizando distintas actividades, algunos ilustraron publicaciones revolucionarias, otros como David Alfaro Siqueiros (1896-1974), se agregaron al frente de algún general,[1] y otros tantos comenzaron a plasmar en sus obras pictóricas las bases de una nueva conciencia nacional.

Momentos cúspides dentro del gobierno o la creación de un nuevo edificio hace que se libere presupuesto para el área cultural y se busca que se designe para la ornamentación de los mismos.

El primero de diciembre de 1921 el General Álvaro Obregón (1880-1928) ocupó la Presidencia de la República y la situación cultural del país cambió, ya que a la vez que inició la reconstrucción económica del país, su gobierno emprendió un proyecto cultural sin precedentes. Reinstaló la Secretaría de Educación Pública y puso a su cargo a quien también sería rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el filósofo y escritor José Vasconcelos (1882-1959). Vasconcelos inició un plan de salvación y regeneración de México por medio de la cultura. La cultura fue vista como el espíritu de la nación[2].

¿Qué es nacionalismo?

Es un movimiento político que ejerce a través de un proceso de adoctrinamiento para afirmar la personalidad de la nación mediante de la autodeterminación política.

José Vasconcelos Calderón, quien en los 20’s fuera secretario de Educación Pública del país, construyó un proyecto de construcción de instituciones en el cual proponía la producción de obras monumentales para el pueblo en las que se retratara la realidad mexicana, las luchas sociales y otros aspectos de la historia de México, rechazando hasta cierto punto la pintura tradicional de caballete, ya que lo veía como arte burgués.

El proyecto de murales de Vasconcelos buscó llevar el arte y la cultura fuera de las aulas, salones y hacerlos públicos para crear consciencia de los valores patrios y nacionales entre las masas y la raza indígena como parte de un programa artístico didáctico masivo. Para echar a andar este proyecto cultural educativo, Vasconcelos trajo a México a los jóvenes artistas Diego Rivera (1886-1957) y Roberto Montenegro (1887-1968), quienes se encontraban becados por el Estado estudiando en Europa, y les ofreció las paredes de algunos edificios públicos de la ciudad de México para retratar la historia de México.

En enero de 1922, Rivera comenzó a pintar el primer mural de su producción en el Anfiteatro Simón Bolívar de la Escuela Nacional Preparatoria. (Hoy Antiguo Colegio de San Ildefonso)

La Escuela Nacional Preparatoria abrió sus puertas para pintar sus muros y el espacio institucional en el que se encuentran estos primeros murales marcaron la forma en que fueron entendidos. Desde entonces, y gracias a la Constitución de 1917, la educación es laica, y a pesar de esto dentro de la escuela de enseñanza media superior se hicieron obras cuyo tema alude a la importancia de la religión en la historia de México. Vasconcelos Creó lo que se denominaría más tarde la “Escuela Mexicana de Pintura”: un grupo de artistas con el mismo interés de llevar la cultura al pueblo, de enaltecer el pasado prehispánico, los logros de la Independencia y la Revolución.

En 1922 los primeros muralistas se organizaron en el Sindicato de Obreros Técnicos, Pintores y Escultores bajo el liderazgo de David Alfaro Siqueiros (1896 -1974). En 1923 el sindicato publicó un Manifiesto Emitido por los artistas David Alfaro Siqueiros, Diego Rivera, Fermín Revueltas, José Clemente Orozco, Alva Guadarrama, Germán Cueto y Carlos Mérida dirigido, en sus palabras, a la raza indígena humillada durante siglos, a los soldados que lucharon en pro de las reivindicaciones populares, a los obreros y a los campesinos, y a los intelectuales no pertenecientes a la burguesía.

Entre otras cosas, el Manifiesto proclamaba el repudio a la pintura llamada de caballete, todo arte de cenáculo ultra intelectual por aristocrático, exaltaba las manifestaciones de arte monumental para ser de utilidad pública, proclamaba que toda manifestación estética ajena o contraria al sentimiento popular es burguesa y debe desaparecer porque contribuye a pervertir el gusto de nuestra raza, la raza mestiza; y expresaba que los creadores de belleza deben esforzarse porque su labor presente un aspecto claro de propaganda ideológica en bien del pueblo, haciendo del arte en sí mismo y como modelo social, ya que pensaban que el arte del pueblo de México es la manifestación espiritual más grande y más sana del mundo y su tradición indígena es la mejor de todas[3].

[1] A los dieciocho años, Siqueiros y varios de sus colegas de la Escuela de Bellas Artes, se unieron al Ejército Constitucional de Venustiano Carranza (1860-1920) luchando contra el gobierno de Victoriano Huerta (1845-1916).

[2] Esta fue la forma en que lo plantea Vasconcelos en su libro La Raza Cósmica y de ahí que el lema universitario sea “por mi raza hablará el espíritu”. Véase Vasconcelos, José, La raza cósmica: Misión de la raza iberoamericana, Francia, Agencia Mundial de Librería, 1925.

[3] Encontrarte. http://encontrarte.aporrea.org/expo/t6.html. Fecha de consulta: 11 de septiembre de 2016.

[4] Bredekamp, Horts cit. por Krieger, Peter, “Iconografías del poder: tipologías, usos y medios”, en Medina Cuauhtémoc, pág. 17.

[5] Coffey, Mark K., “Mural Art and Popular Reception”, p. 365.

[6] Ídem

[7] Bartra, Roger cit. por Coffey, Mark K., “Mural Art and Popular Reception”, en Ibídem, p. 373.

[8] En el subcapítulo 1.1. “Programa muralístico del siglo XX. Arte oficial y edificio institucional”, se encuentran desarrollados los ejemplos del Museo Nacional de Historia y del Museo de Antropología.


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