top of page

El disco de la Semana: “Common As Light And Love Are Red Valleys Of Blood” de Sun Kil Moon.


Siempre había querido hablar sobre Sun Kil Moon y en específico sobre alma y hombre que está detrás de todo esto Mark Kozelek.

Kozelek, proveniente de la famosa banda de sadcore de los 90’s Red House Painters, quien ha tenido una prolífica carrera tanto en solista como con su alter ego Sun Kil Moon, y colaborando con diferentes bandas como Jesu, Desertshore, God Forbid, Mike Patton, Minor Victories, Low entre otros, también ha tenido una extraña carrera como actor apareciendo en películas como “Almost Famous”, “Vanilla Sky”, “Shopgirl” y recientemente en la película de Paolo Sorrentino “Youth” como el mismo y contribuyendo a las canciones del soundtrack.

Conocido como todo un polémico personaje, en 2015 despotrico contra una reportera de Uncut y del The Guardian llamada Laura Snapes con mensajes misóginos y agresivos. También son conocidos sus arrebatos con el público, contra el cual ha lanzado insultos gritándoles para que dejaran sus celulares. Otro caso de agresividad de su parte fue cuando en el Ottawa Folk Fest del 2014 notó que su sonido se opacaba con el de la banda The War On Drugs que también actuaba en ese momento, por lo que arremetió contra los organizadores del festival preguntándoles; “¿quién coños son esos?” por lo empezó una campaña en contra de la banda que terminó con la canción “War On Drugs, Suck My Cock” donde se mofa de su música, comparándola con la “música para anuncios de cerveza”, diciendo que les gusta Fleetwood Mac (ja) y diciéndoles que les tomó “nueve jodidos años para hacer tres discos”. En la canción también se va en contra de una bloguera y manda a la mierda a su propio proyecto Sun Kil Moon de una manera folk y oscura.

Definitivamente su actitud de viejo enojón, misógino y peleonero le han valido muchos problemas, pero él asume a ratos que solo se trata de la forma en que canaliza su personaje y que al final todo es una broma, aunque no lo parezca.

En fin, el disco es una sarta de insultos y anécdotas diarias del autor, un álbum en el que por fin despotrica contra la sociedad actual y todo lo que la representa. El escribe sobre tres cosas que odia y que tiene muy claras: odia Twitter, odia los iPhones y odia a los que leen y redactan tweets desde sus iPhones. Simple.

Mark viene de una serie de discos erráticos, sacó el fabuloso “Benji” en 2014 (uno de los mejores discos de ese año, de preciosista manufactura folk), en 2015 sacó el excesivo y errático “Universal Themes”, un disco que no fuel de agrado de todos y en 2016 unió fuerzas con Jesu, una banda de post- metal y shoegazing avasalladora, para otra dosis de rock folk fuerte y brillante; y entre esos discos también lanzo un compilado de canciones navideñas y otro interpretando sus canciones favoritas. Toda una muestra de su prolífica obra.

El álbum abre con “Good Bless Ohio” una parca oda al entorno en el que creció, la ciudad de Massillon, donde recuerda a su familia y los lugares en donde siempre estaba, repasada de una manera genial en sus 10 minutos y 37 segundos. Después viene el ritmo sincopado de “Chili Lemon Peanuts” con un bajo que atrae desde el principio. Exelsa. “Philadelphia Cop” es visiblemente un elogio a David Bowie y recita la fabulosa línea “If you’re a man in charge claiming you’re a staunch feminist, then give a woman your job or shut the fuck up, Queen Bitch!”. En seguida viene la grandiosa “The Highway Song” (también de mis favoritas del disco y de cual hablé la semana pasada en mi lista de lo mejor de Febrero), una canción que encierra la obsesión que sigue a Mark Kozelek por hablar sobre los asesinos en serie y todo lo que los rodea, pero con el plus de hablar también sobre recuerdos que tiene sobre California (otro tópico habitual en su música), solo que aquí la forma en la que habla, tanto de James Wang, un ladrón del viejo oeste, como de Burt Clossin, lo hace de una manera en la que la música y el ritmo cambia a algo más oscuro, una completa genialidad.

“Lone Star” también empieza con un bajo que la vuelve quebradiza y amenazante al mismo tiempo. Sigue “Window Sash Weights” una canción con una letra que arrastra y da miedo, pero justo cuando empieza a brillar aparece “Sarah Lawrence College Song” un experimento fabuloso, y también con un ritmo lúgubre en el que se aprovechan los silencios, aquí Kozelek platica su experiencia de cuando fue a la escuela Sara Lawrence College, un afamado colegio de músicos, en donde conoció a los estudiantes y los reprendió por lo mucho que pagan sus padres al año ($60 000 dólares) al año y él les respondió que “eso es lo que Wallmart me paga por usar mi música en sus comerciales”. Después narra una carta que le dio el director de la escuela. Si algo me sorprende es la manera en que como vuelve una experiencia tan común del día con día en una canción. Así termina la primera parte, ya que el álbum lo dividió en dos discos con una duración total de 130 minutos, algo que muchos ya no hacen.

El segundo disco abre con “Butch Lullaby” un relato sobre el día de acción de gracias, con sus respectivos interludios en los que suena lo que parece ser un salterio mientras platica como fue. “Stranger The Paradise” se abre paso, también, con ese bajo seguro y a tiempo, en lo que a raros pareciera ser una canción rap rara. “Early June Blues” y “Bergen To Trondheim” viene con calma, la primera es dulce a ratos y la segunda llena de improperios con sampleos que lo hacen parecer que está tocando ante el público de un estadio. “I Love Portugal” es calmada y tranquila, inclusive la presento como segundo sencillo, pero no se dejen llevar por esa calma, “Bastille Day” con su ritmo slack y ese teclado que recuerda a los Yo La tengo más luminosos y calmados. “Vague Rock Song” es torpe y repetitiva que a estas alturas del disco no queda de otras más que saltarla para seguir con otra gran canción del disco “Seventies TV Show Theme” un tema que desgarra por las cosas pasadas. “Maybe you’ll hear it and think, ‘I prefer your older songs,’” canta Mark Kozelek con un sutil acompañamiento dinámico de trompetas y guitarras que chirrían por sus grandiosos solos; y así viene el fin con “I Love You Forever And Beyond Eternity” una canción que no suena bien, pero cuya grandeza está en la letra. Habla sobre lo pesada que se está volviendo la vida a los 50 y la rutina de estar de gira, de cómo las noticias son cada vez más terribles y como Mark extraña a sus amigos. Es una descarada carta de sentimientos que experimenta con la vejez pero que el algún punto se arregla gracias a “Caroline” con su apoyo y amor, para rematar con el mantra “Te amo cariño para siempre y más allá de la eternidad”; es Kozelek desgarrándose, siendo un maldito poeta y un monstruo a la vez.

Un disco basado en lo que le ocurrió entre enero y agosto del 2016, tan poco tiempo y mucho que decir obra de esa bestia parda que respira melancolismo y furia llamada Mark Kozelek, un demonio que le da voz a sus muchas voces en la cabeza. Un experimento valiente para tiempos que pasan rápido, no recomendable para una primera escuchada, pero que en algún punto le pueden encontrar el sabor.

¡Mark Kozelek el mundo no te merece!


POSTS RECIENTES:
BÚSQUEDA POR TAGS:
No hay etiquetas aún.
bottom of page